miércoles, 22 de diciembre de 2010
lunes, 13 de diciembre de 2010
Una persona interesante, que hace que hablar tres horas del mismo tema sea un refugio en plena tempestad. Que provoca en ti el deseo de viajar con él hasta los confines del mundo. Que hace nacer en ti nuevos sentimientos y recuperar viejas sensaciones que creías que habían desaparecido dentro de ti. Esas sensaciones que creías haber soñado, pero en realidad habías vivido. Hacía tanto tiempo que no las sentías, que creías que no existían. Esa persona que hace que te pases todo un fin de semana pensando en él, desde los primeros cinco segundos al levantarte hasta los últimos cinco segundos antes de dormirte. Que hace que no pares de hacer fotos para ver si en alguna de ellas captas la esencia de su ser. Que hace que cada paisaje observado te recuerde a él, quizás sabiendo que él captaría la imagen para la eternidad. Que hace que quieras hacer mil y una cosas con él.
26.nou, Kinder.
viernes, 3 de diciembre de 2010
LOVELY.
Viernes por la mañana. En el instituto se celebraba la semana de la ciencia, que según mi profesor de filosofía, hasta la ciencia tiene un santo…
Yo hubiera estado contenta… si no hubiera estado en segundo de bachillerato, el curso en el cual tienes más faena que en toda tu vida junta. Así que prefería estar en casa avanzando trabajo que estar en el instituto sin hacer nada. La parte buena de la fiesta es que tenía una hora de patio, y podía charlar tranquilamente con mis amigos.
Hacía demasiado frío en aquel viernes gris de noviembre. Me quedé dentro del recinto con unas amigas, charlando sobre cómo nos había ido el examen de geografía hecho hacía pocos minutos. En las escaleras se encontraban sentados un chico y una chica que hacía pocos meses que se conocían. A simple vista, estaban hablando. Pero me detuve a observarlos. El chico le estaba cantando una canción a la chica con una guitarra.
Escena cómica, si tienes en cuenta que el chico tocaba dos acordes y se detenía, y diez segundos más tarde se disponía a tocar toda la canción, que acababa en fracaso al no tener nociones de guitarra.
Escena preciosa, si tienes en cuenta que ella sonreía, mirándole a los ojos, y pensando que ese era uno de los mejores INSTANTES de su vida. Y él se esforzaba por hacerla feliz, por hacerla SONREÍR.
Y, a mi parecer, la escena era encantadora. Encantador él. Encantadora ella. Encantadora la forma del chico para declararse. Encantadora la reacción de la chica ante la preocupación del chico.
Después de la canción, los dos empezaron a mirarse y a hablar más cerca de lo que una pareja de amigos haría. Los ojos de la chica brillaban más que el mar en verano. Se cogieron de las manos, y se hicieron una promesa, una promesa que debía durar para siempre. A continuación se besaron.
En aquel INSTANTE pensé en la suerte que ella tenía. Pensé, en mi mente adolescente, que me encantaría que un chico me tocase una canción, aunque no tuviese ni idea de tocar o de cantar. Porque lo que estaría dentro de su corazón importaría más que los hechos. Porque lo que llevaría dentro suyo sería un gran ARTISTA.
Y entonces empecé a pensar en mi chico ideal. Un artista, no importa qué arte le apasionara. Y todo lo que la palabra artista implica. Un chico sensible en los momentos oportunos, pero racional e inteligente en los instantes óptimos. Que le apasione viajar. Que le guste probar cosas nuevas. Un tipo revolucionario, que no le importe ir a contracorriente.
Y con una gran sonrisa esbozada en sus labios.
Cuando esta pareja rompa, este texto carecerá de sentido, perderá toda la magia que en un momento tuvo. Y quizás sea necesario borrarlo, hacer como si no hubiera pasado nada, y creer que todo lo que pasó fueron puras imaginaciones.
Añoraba estas reflexiones a pie de página. Estoy en la recta final de un largo y trimestre. Tengo la sensación de que llevo un año entero en el instituto cuando apenas llevo tres meses. Pero las pequeñas cosas, las pequeñas ilusiones, los pequeños sueños, las pequeñas esperanzas, las sonrisas y las carcajadas entre amigos son los que me hacen sobrevivir. Gracias a todos los que me han hecho reír este trimestre.
viernes, 26 de noviembre de 2010
INSTRUCCIONES DE VIDA (2)
viernes, 5 de noviembre de 2010
I acabes no fent-ho, acabes veient una pel·li de Woody Allen, de les que fan riure, de les que ell es troba angoixat, però amb la seva angoixa acaba solucionant el cas. D’aquells dies que penses: “El trobo a faltar”. Però no fas res per contactar amb ell. D’aquells dies que tens ganes de tocar la guitarra, i acabes per ignorar-la.
D’aquells dies que penses en fer un viatge que mai oblidaràs, i acabes per decidir que ja en pensaràs l’any que ve.
Aquell era un dia d’aquells. Un dia qualsevol, en que surts al carrer sense saber molt bé la teva direcció, ni la teva trajectòria, ni el sentit de les coses. Aquell dia vaig descobrir la màgia del blau. Tota la màgia que poden tenir un parell d’ulls ben oberts. Van ser dos segons d’una mirada penetrant i intensa.
Ell portava l’skate a la mà; era evident que li pesava. Les seves bambes havien recorregut milers d’històries i aventures. El seu cabell havia patit un gran nombre de modificacions, i aquell dia havia decidit no pentinar-se. El reconeixia. I tant que el reconeixia. Els amics de la infància no s’obliden mai. En aquell instant vaig recordar les mil i una aventures que havíem viscut junts: les tardes a la riera, la primera vegada que vam agafar el metro sols, els dies sencers a la platja, les hores jugant a la plaça i menjant gelats, i la promesa que quan fóssim un parell de vellets tornaríem als llocs més importants per a nosaltres.
No podia deixar escapar la ocasió, no podia oblidar l’amistat d’anys. “Tens hora?”, li vaig preguntar. Ell va observar que jo portava un rellotge al canell. Quan se li va esbossar un gran somriure sota el seu nas, em vaig adonar que ell també m’havia reconegut.
Text escrit amb la influència de Coldplay, no podia faltar.
Història fictícia a partir d’un cas real que em va passar. Per petició d’una de les meves seguidores, avui en "llemosí". (B.C. Aribau).
lunes, 25 de octubre de 2010
Sábado noche. Una tarde juntos, los tres. Una vez más, llegué a casa triste por él, que no me hacía el tipo de caso que yo quería. Me encerré en mi habitación, y cuando estaba a punto de derramar la primera lágrima por mis mejillas, Mark me llamó. Sabía exactamente lo que estaba sucediendo por mi mente en aquel momento.
- Sí, pero ahora no tengo ganas de hablar. Te llamo mañana.
sábado, 2 de octubre de 2010
Intrucciones de vida
viernes, 3 de septiembre de 2010
¿Cómo te va por Vancouver?
¿Cómo te fueron los exámenes finales? Por lo que me dijiste, ¡seguro que has aprobado con nota!
Me alegra verte tan feliz, ver que uno de tus grandes sueños se ha cumplido. Es estupendo.
Dave no para de preguntar por ti. Y siempre le contesto lo mismo: ¿Es que no has hablado con ella? Y siempre me contesta que sí, pero quiere saber qué me cuentas tú sobre él. Está MUY colgado. Por ti, naturalmente.
Por aquí todo sigue igual. Llegué de Barcelona el martes. Hicimos una fiesta de despedida, para todos los viajeros. ¡Me lo pasé en grande! La fiesta acabó en la playa a la hora del alba. Fue precioso. No sabía que los amaneceres cambiaban según el país donde estuvieras. Parece extraño, ¿verdad? En todas partes sale el mismo sol. Pero lo hace de distintas formas. Porque, en gran parte, depende de la compañía. Estuvo todo el mundo, incluido él. Él… Lo eché de menos esa misma mañana. Y esa noche, con él, fue mágico. Fueron unos momentos en que hablamos, nos miramos todo el rato... Me dijo que el invierno que viene seguramente se irá a Viena, su ciudad natal, para acabar los estudios. “¿Pero el verano que viene aún estarás aquí, no?” le pregunté. Me dijo que sí. Eso me alivió, y a la vez, me asustó.
Pero me arrepiento de una cosa. Me arrepiento de no haberle dicho que lo echaré mucho de menos, que me encanta su timidez extrema, que me fascina el misterio que encierra sus ojos, que la primera noche que nos conocimos fue mi luz en unos momentos de oscuridad, que somos iguales en muchas cosas, pero que me encanta que opinemos diferente en otros asuntos, que me gustaría mucho ir a ver los inviernos nevados que a él le gustan en Austria, que me encantaría que fuera él quien me enseñara a ir en skate, que me encanta su chaqueta (oh, ¡pero qué chaqueta!). Me arrepiento de no haberle dicho que le quiero. Pero todo esto no te lo debería estar diciendo a ti... Se lo tendría que haber dicho a él.
Y… no sé si son cosas mías, pero creo que él también quiso decirme algo. No sé sobre qué, pero sus ojos revelaron que esos labios tenían algo que decirme.
No sé. Todo el mundo sabe que los amores de verano son solo eso, de verano. Pero esta vez… no voy a hacer caso de los tópicos. Esta vez no. Además… siempre te estoy dando el mismo consejo. Y sí… lo admito: esta vez debería haberme hecho caso. Pero no lo hice. El Carpe diem. Aprovecha el momento. Porque como me dijo una vez una buena amiga: “Es mejor arrepentirte de una cosa que has hecho que no de una que no has hecho”.
En fin, te dejo. Seguro que estás muy liada entre las clases, los exámenes, y los nuevos amigos que has hecho. Espero que te vaya genial en esta recta final. Tengo un montón de ganas de verte, y de hacer nuestras quedadas semanales.
Muchos besos.
Te quiere,
Tu mejor amiga, desde la humilde ciudad de París.
Segundo texto en el blog. El verano ha ido muy bien. He conocido a gente nueva, he vuelto a ver a gente que hacía tiempo que no veía. He revivido nuevas sensaciones y emociones que pensaba que no iba a volver a vivir. Y ahora toca echar de menos todos estos momentos hasta el verano que viene.